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lunes, 30 de septiembre de 2013

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Ministerio del Interior destina a 275 guardias civiles solo a combatir la oleada de robos en el campo


Sevilla es la segunda provincia española en robos en el campo.
 
Robó una tonelada de peras, pero en la maniobra perdió un tiquet con su número de teléfono y una factura a su nombre. Cuando fue detenido ayer, dos semanas después, el hombre, de 29 años, ya se había librado de toda la mercancía, que había vendido en varios mercadillos callejeros de Granada. Fue localizado en Pinos Puente (Granada) y está acusado de sustraer una cantidad de frutas superior a los 1.000 euros, uno de los últimos episodios de un mal que castiga cada vez más a la huerta. Para intentar frenarlo, los ministros del Interior, Jorge Fernández Díaz, y Agricultura, Miguel Arias Cañete, anunciaron ayer la creación de los llamados equipos Roca (por robos en el campo), en los que estarán encuadrados 275 agentes que solo se dedicarán a combatir los robos en el medio rural. Díaz llegó a calificarlos de “los ángeles de la guarda” de agricultores y ganaderos.


En 2012, la Guardia Civil registró 15.234 robos en este ámbito, que han aumentado un 5% en lo que va de año. Solo 15 provincias de la mitad sur del país sufrieron el 75%. Cosechas y ganado, pero sobre todo cobre, herramientas e incluso tractores son más fáciles de robar en zonas extensas de la Península vigiladas ya por los propios agricultores que forman equipos para intentar espantar a los ladrones. “Estamos en plena vendimia y luego viene la recogida de la aceituna. Veremos si el plan funciona. Por nuestra experiencia, está claro que lo único que tiene efecto es la presencia policial”, declara Montserrat Cortiñas, vicepresidenta de la Unión de Pequeños Agricultores. “Lo que hemos notado es que los robos van a grandes explotaciones. No son por hambre. Y por lo que nos cuentan [los ministros], los organizan mafias a las que tienen controladas”.

Los robos en el campo representan, según los datos de Interior, apenas el 2,5% de las infracciones que conoce anualmente la Guardia Civil, pero los agricultores están desesperados porque los ladrones les destrozan las instalaciones para llevarse chatarra (especialmente, estropean los sistemas de riego al arrancar los cables de cobre).

Desde 2010, cuando se puso en marcha el plan reforzado ahora, han sido detenidas 3.848 personas por robos y hurtos en explotaciones agrícolas y ganaderas, pero con el cierre de casas cuartel de la Guardia Civil en las zonas menos pobladas, la situación ha empeorado, coinciden los agricultores. A Teodora Mercedes Aneas, de La Plana (Castellón) le robaron el lunes 3.500 euros en efectivo a punta de cuchillo. Eran las nueve de la mañana. “Yo abro a todo el mundo y les dejé entrar también a ellos. Me empujaron hacia el porche y me ataron las manos. Me decían: '¡El dinero, el dinero!', mientras me apretaban el cuello con un cuchillo de pan. Saquearon toda la casa y encontraron 3.500 euros que teníamos preparados porque iban a venir a cobrar los obreros”, cuenta aún aterrada. Junto a su mardio, Aneas engorda ovejas y estaba sola en casa. “No paran de robar. Se aprovechan de que en el campo lo hemos dejado todo siempre fuera”, lamenta.

Uno de los aspectos que más lamentan los agricultores es que en la mayoría de casos los atracadores sustraen mercancías valoradas en menos de 400 euros para que no se les pueda imputar un hurto. Piden que se castigue a los reincidentes, a los “que hacen del robo su vida”, como define Vicent Goterris, delegado en Castellón de la Unió de Llauradors, un sindicato mayoriatario en la Comunidad Valenciana, una de las más afectadas. El ministerio de Justicia ya se comprometió en abril a endurecer estas penas. “Muchos se han tenido que pasar el verano en el melonar para vigilar su campo. Este es el trabajo de la policía”, añade Goterris.
 

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