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miércoles, 24 de abril de 2013

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Otro Vigilante de Seguridad que perdemos, otra vida que no vale nada…

Tan solo una semana después nadie se acuerda de su nombre o de la empresa para la que prestaba servicio. Su familia desgarrada llora su ausencia, pero un Gobierno insensible mira a otro lado ante las condiciones lamentables de trabajo en la que siguen esforzándose cada día los profesionales de la Seguridad Privada.
El día 20 de este mes fue un compañero, del que no sabemos nombre, ni edad, porque su muerte no es noticia. Apenas una reseña de unas líneas en un periódico local. Murió haciendo aquello para lo que le pagaban, custodiando las instalaciones de la fábrica de azulejos ubicada en el Polígono Industrial de Onda.
Podríamos cargar las tintas contra la empresa cliente, pero debemos tener miras más lejanas para analizar el trasfondo de una cuestión que no es nueva. Los Vigilantes de Seguridad no solo malviven en una situación que ráramente son compatibles con la convivencia familiar, con turnos que los alejan, cada vez más, de sus seres queridos y sus amigos, salvo que estos se dediquen al mismo oficio y en las mismas condiciones.
Pero los verdaderos culpables son las empresas de seguridad, ,maquinas de facturar a las que poco o nada les importan las condiciones en las que llenan las arcas de tesorería. Hoy lamentamos la muerte de un hombre, pero nos viene inevitáblemente a la cabeza una pregunta. No visitan los inspectores de servicio, en la mayoría de los casos puestos a dedo para agradecer curiosas lealtades y no por su trayectoria profesional, los servicios en los que sus subordinados tienen que pasar varias horas al día. No se aseguran de que las condiciones mínimas higiénico sanitarias y de confort se cumplen… La respuesta está clara, tiene nombre y apellidos, en forma de Vigilante de Seguridad fallecido. Pero a día de hoy desconocemos su nombre porque la muerte de un trabajador de la seguridad privada, por desgracia, por injusticia, sigue sin ser noticia.
El hecho en sí ya nos parece triste. Pero resulta aún más triste e ilógico que otros Vigilantes de Seguridad, por descarriarse en el ejercicio de sus funciones salten a las primeras páginas de los medios informativos y allí se mantengan como una buena canción en las listas de éxito.
Pongamos decencia a la profesión, demos valor a lo que realmente la tiene. Una vida humana, por más que sea de un hombre desconocido, de un ser invisible, siempre es más noticia que la picaresca o la delincuencia. Y si no lo entendemos así algo está fallando en las facultades de periodismo.
Fuente:  HDH   http://www.hombresdehonor.es

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